La pandemia; el virus covid-19, serial de coros hacia la muerte.
Enfermedad epidémica extendida por muchos países o que ataca a todas las personas de una región.
Semana nueve.
11-05-2020.
Me he perdido en las fases; ¿en cuál estamos aquí, en la
capital?
T.T., psiconauta.
Encuentros en la tercera fase es una chuchería para niños si
la comparamos con La llamada del moderno Villeneuve; creo que a éste le debió
noquear en su día El árbol de la ciencia del ultra moderno Malick.
¿Y dónde cojones están los extraterrestres y cuándo van a
venir, por favor?
E.P., a la espera.
Como decían en una de sus ráfagas el grupo minoritario para
depresivos Idaho “all I want is the glory”; pues eso.
O “estamos en esto por la pasta”.
J.S.M., alegría de vivir.
12-05-2020.
Cuando leo en el baño los Cuadernos de Cioran mientras elijo
el destino y propongo mis cositas, todo se detiene colgado de un tiempo
acabado.
- El fondo de la desesperación es la duda sobre uno mismo.
- Por más que hiciera, no podría aceptar este universo sin
sentirme culpable de fraude.
- Solo me redimen la obsesión por mi decadencia y la
voluntad de escapar de ella.
- Soy un mongol devastado por la melancolía.
- Después de todo, la vida es una cosa extraordinaria.
- Esta tarde, al querer escribir sobre la gloria y no
encontrar nada que decir al respecto, me he acostado. A menudo mis grandes
empresas me han conducido a la cama, final lamentable de mis ambiciones.
- Tener gusto es seguir lo acordado y amar delicadamente la
mediocridad.
- Antirrevolucionario por nihilismo.
- ¡Haber vivido con una intensidad sin igual y no haber
realizado nada! Haberse agotado para nada.
Y al final, antes de salir, al tirar de la cadena como si forzáramos
a que la mierda se fuera y ahí se queda.
S.L., inquebrantable.
Se alcanza en el país la cifra de menos de doscientos
fallecidos diarios que siguen muriendo.
F.S., doctor tocón.
13-05-2020.
Relato de anticipación:
Al ponerse por primera vez la mascarilla gratuita de última
generación proporcionada por el gobierno de la Comunidad ignoraba que
se estaba infectando; no reparó en traducir las letras ininteligibles de la
parte inferior izquierda.
Y así sucedía con más de dos millones de personas.
U.O., paranoico.
Tomando como referencia los supermercados, ahí es donde
tienen que situarse los sociólogos de carrera para elaborar sus estudios y
anticipar hacia qué tipo de sociedad nos encaminamos; véase, por ejemplo, la
gorda culota sin educación que arranca el carrito de la compra para adelantar
varias posiciones a la busca de la pole
position.
Y todavía hay quien piensa que la catástrofe nos hará
mejores; sí, mejores hijos de la gran puta.
O.P., funcionario en gráficas descendentes.
14-05-2020.
El Olmos retrata mi autobiografía de adulto; gracias, calvo.
Cosas que los pobres deberían saber: instrucciones
para cuando lo pierdas todo..
La crisis económica que se avecina abocará a muchos
ciudadanos a una situación que desconocen.
Por Alberto Olmos.
No es completamente cierto que se pueda ser pobre sin
algunas instrucciones previas. Desde principios del siglo XXI, existe mucha
confusión sobre la pobreza, al punto de que cualquiera en este país se ha
venido vanagloriando de ser pobre solo porque veía a alguien comprar muchas más
cosas que él. La pobreza era principalmente un estado mental, un no afeitarse,
el sueño húmedo de la revolución. Ahora que la pobreza se extenderá y haremos
muchos telediarios con ella, es hora de saber a qué nos enfrentamos. La pobreza
se aprende, sobre todo, queriendo salir de ella. Primera lección: no hay manera
de salir de ella.
Entre las aspiraciones de la gente nunca ha estado la de ser
pobre, del mismo modo que nadie sueña con ser obrero. Solo han aspirado a ser
pobres los ricos, que también son los únicos que, alguna vez, se han calificado
a sí mismos de clase obrera. Esto debe quedar claro desde el principio, pues la
confusión a que les remito parte justamente de ahí: de la mitificación de la
inopia, llevada a cabo por numerosos ciudadanos boyantes, desde la mitad de los
miembros de Podemos a un Manu Chao harapiento, pasando por todos esos escritores
que probaron a morirse de hambre en una buhardilla. En realidad, ellos eran
simplemente ricos que disfrutaban de unos emocionantes cursillos juveniles en
los acantilados de la vida.
Hemos de asentar también enseguida que cuando hablamos aquí
de pobreza no hablamos de extrema pobreza, de no poder comer, sino de solo
poder comer. Esa es la pobreza sutil de la que les hablo, dolorosa y, encima,
laboral. Ser pobre va a ser un trabajo, no se crean. La pobreza es la
obligación de mantenerse siempre pobre, no acabar de caer, ir tirando y tratar
de que nadie lo note. Piensen, por favor, en el hidalgo español. El hidalgo
español nos tutelaba desde hace siglos, y ahora sonríe.
Cuando sea pobre, notará de pronto que el mundo no está
hecho para gente como usted. Por ello, la primera providencia del pobre es una
actitud: no puedo comprar nada y, por lo tanto, no quiero comprar nada. Los
escaparates, las marquesinas de los autobuses y las alegrías consumistas ajenas
se confabularán contra su obligada austeridad, y durante el primer año
(pongamos) realmente le será difícil no hacer gasto. Pero no se preocupe,
pasados 12 meses, usted podrá salir a la calle como un fantasma fiduciario,
atravesará los escaparates, se volverá invisible y los taxis le parecerán
coches blancos tuneados a lo tonto. Esperar el autobús no tendrá secretos para
usted. Bajará de casa justo cuando esté llegando.
Sin embargo, una cosa que hará mucho cuando sea pobre será
caminar por la ciudad, cubriendo distancias olímpicas. Le sobra el tiempo, y
andar será su forma de filosofar. Hay dinero en la calle tirado, además. Puede
encontrarlo. Como es obvio, llevará la misma ropa toda la semana, no porque no
tenga otra (si así fuera, usted sería extremadamente pobre) sino porque la poca
que tiene la reserva para entrevistas de trabajo, visitas a la familia y
fiestas de amigos que, como le ven poco, no saben todavía lo jodido que está
usted. En esas fiestas, por ejemplo, comprobará algo muy singular de la
pobreza, y es que suele costar más dinero que la bonanza. Así, usted será el
que lleve el vino más caro, el jersey dobladito de mejor marca o los pasteles
más exquisitos como regalo o aportación a esa fiesta. Precisamente porque no
tiene dinero, cuando deba gastarlo en su círculo social, se pasará de frenada,
y así se encontrará con que aquel que en efecto gana varios miles de euros al
mes aparecerá en todas las fiestas con las manos vacías, y que además eso es lo
que debe hacer, pues es lo que entendemos como 'tener clase'.
La cosa con la pobreza, entonces, es que todo tiene que
pagarse, nada sale gratis y además se espera de usted que invite. Los ricos
tienen dinero, sí, pero es falso que 'dinero llame a dinero', pues lo que
sucede es que el dinero posibilita invitaciones, gratuidades, mucho morro. Se
olvida la cartera bastantes más veces el que tiene dinero que el que tiene
cuatro duros, porque el rico siempre espera que pague otro. Esto es así y debe
asumirlo. La pobreza le va a salir carísima.
Para mantenerse pobre, usted va a tener que trabajar mucho.
“Cuanto más horrible para el alma es un trabajo, más considerable es el
salario; cuanto más horrible es un trabajo para el cuerpo, más reducido es
aquel”, escribió Leon Bloy hace un siglo. Sigue siendo igual. Cargar cosas,
coger cosas, limpiar cosas, mover cosas. Esos son los trabajos de los pobres.
Sin embargo, hay trabajos mejores para usted, si acaso tiene
lecturas o talento, una carrera, y todos presentan el mismo salario fijo: cero.
Se pueden hacer muchas cosas bonitas, como escribir artículos, diseñar portadas
o armar exposiciones, o hacer fotografías o, yo qué sé, bailar o tocar una
guitarra. Pero todo gratis. Verá que le ofrecerán mucho trabajo de este en el
que no se cobra nada, porque es el trabajo que le gustaría hacer y, por tanto,
el hecho de poder hacerlo es en sí mismo un salario. Soñar es un salario, en
suma.
Usted no puede ir a comer a un restaurante, pero sí podrá
permitirse tomar alcohol y fumar tabaco. Es una ley fundamental de la pobreza:
que la vida aún y con todo debe ser disfrutada. Muchos le mirarán mal por
gastarse el poco dinero que tiene en emborracharse, pero no deje que su ánimo
decaiga. Gastar su escaso parné en portarse mal en lugar de en comer bien le
diferencia de los animales. ¿Es usted un hámster encerrado en su ruedita de plástico?
No, usted es un ser humano todavía, debe dedicar dinero a hacerse daño.
Comer mal es una de las pocas obligaciones que comporta la
pobreza, simplemente porque es el único lujo que puede usted darse. Patatas
fritas, refrescos azucarados y bollería industrial. Entregarse a todo ello es
su revolución, su cocaína. El gobierno querrá subirle el precio a todo lo que
le gusta, porque el gobierno es muy hijo de puta y odia al pobre, y lo quiere
sano y chispeante, como los monos en el zoo. Quizá cuando sea pobre se acordará
de las quejas por las pizzas que comieron los niños pobres en Madrid, y
entenderá por fin lo que significaba. No que se diera comida basura a los
niños, sino que existiera siquiera la comida basura. Los ricos odian Telepizza,
Primark y el centro comercial. Note que incluso los políticos que dicen
defender a los pobres detestan, por sobre todas las cosas, lo popular. Note,
por favor, que no hay otro origen de lo popular que la pobreza.
De hecho, todo lo que significa 'pueblo' guarda relación con
la pobreza.
Poco a poco, según vaya creciendo su veteranía de pobre,
notará algunas ventajas aparejadas a su condición, muy pocas, pero una bastante
llamativa: la libertad. Así, usted empezará a bajar a comprar tomate frito al
chino en pijama, porque ya se la suda todo. ¿Quién puede permitirse ir a
comprar en pijama? Usted, que es pobre, y Miley Cyrus porque es Miley Cyrus. No
hay más.
“Ser libre es no tener miedo”, dijo Nina Simone. ¿Usted de
qué puede tener miedo si ya es pobre? Al que le tendrán miedo será a usted, por
si va por ahí contagiando su mala fortuna. Aprovéchese del miedo que dará. “Yo
una vez fui negro, cuando era pobre”, declaró Larry Holmes. Usted ahora es
negro y es maricón, exactamente lo contrario que Jorge Javier Vázquez, que simplemente
es rico. Los ricos no son maricones. Los ricos son indistinguibles.
Usted, de pobre, será negro, maricón, zorra, de provincias,
feo, viejo, gorda, calvo, en fin, lo peorcito, porque ahora sí que será usted
distinto, imperdonablemente defectuoso. ¿Creerá que le discriminan? No, porque
usted habrá aprendido la lección principal de la pobreza: es lo único que la
gente odia de verdad.
Una crónica.
No pasa un día sin muerte y destrucción.
Así se conforman también las sociedades.
A.L., historiador sin historia.
15-05-2020.
San Isidro, patrón de Madrid.
Lo interesante de la capital es que nadie es de aquí y todos
lo son.
Este año el covid-19 se ha disfrazado de chulapo o chulapa
-vete tú a saber ya el sexo- y anda aniquilando seres humanos.
Nunca he celebrado San Isidro -demasiada gente haciendo lo
mismo- y sin embargo ya llevo la mitad de mi vida arrastrándome por Madrid.
J.S.M., una colilla.
La peña dedica su tiempo de confinamiento a lo que le da la
gana; una amplia mayoría hace lo que ve que hacen los demás o lo que ve que
hacen algunos en televisión o eso que se llama mundo virtual; la primera
lección de un canal como Xvideos es que todo es fingimiento y actuación; la
segunda lección cae por su propio peso.
¡Anda, se rápido!
T.T., entrenamiento diario en tres tandas de quince minutos.
Algunas veces fantaseo cuando las calles están frías y
solitarias... ¿estás hecho de piedra?
The Stone Roses.
16-05-2020.
No me he enterado; ¿en qué fase estamos en Madrid?
He oído por ahí que ayer decidían entre el cero y el uno.
¿Un cero coma cinco?
Me voy a preparar la comida; y a beber.
No vaya a ser que me pillen las prohibiciones del Estado de
Alarma y todo se joda.
El intransigente cero cinco entremedias de la nada o como
decía Coppini “es la paja sin una corrida”.
D.I., currela del sector del automóvil.
Le digo al chaval que fútbol y tetas, eso era la vida en una
época lejana; ahora no cato ni uno ni las otras.
Y la
P.J. Harvey susurrando “fuck you”.
J.S.M., abstemio.
La vecina del piso inferior y a la izquierda según miras al
infinito –con la que no mantengo ningún tipo de relación- tiene una tracción
trasera ¡tan robusta!, digna de un camión trailer de esos que transporta las
hélices de los molinos de viento modernos; cosas tan banales como ésta son las
que nos dejan el virus y la destrucción.
Y ahora construye un poema y lo mejoras.
I.O., constructor de relatos.
“Pero un día flotamos”.
P.J. Harvey.
17-05-2020.
Si viviera, hoy sería el cumpleaños del viejo.
O como escribiría un cursi orgulloso: hoy cumple años papá aunque
ya no esté aquí porque en verdad sigue con nosotros.
¿Dónde?
Lo pasó peor que si hubiera fallecido por el puto y rápido
covid-19, los últimos años encerrado en un cuerpo inútil y un cerebro
triunfante, postrado y con pañales, un bebé adulto.
Así es la vida, al menos la de algunos.
Detestaba las corrientes; de aire.
J.S.M., amnésico por compasión.
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